De ida y vuelta
Así debería ser, de ida y vuelta, acompañándonos tanto en la felicidad así como cuando la vida no nos sonríe pero, a veces, la oscuridad que nos rodea nos hace no ver nada más que nuestras penas y olvidar al que tienes cerca. Se llama egoísmo, y aunque nadie está libre de tal pecado, hoy soy yo la que debo confesarlo. No expondré los motivos ni trataré de justificarme, prefiero usar estas letras para agradecer a quien en estos momentos sigue a mi lado, a pesar de tener sus propios nubarrones, para darme un imperioso motivo para continuar luchando. Aún habiéndole fallado sigue aquí, se preocupa de aquellos detalles que sólo él ha observado y aunque deba mostrarse como lo hace sé lo que hay en ese corazón que oigo palpitar en su pecho. Gracias una vez más y discúlpame por haber sido tan desconsiderada. T'estimo