El valor entre la morralla
Parece que no sabemos el mal que podemos hacer con nuestra actitud en aquellas personas que nos rodean, y aunque en ocasiones se deba a que su límite de aguante esté muy bajo y se las pueda culpar de susceptibilidades y de tomarse las cosas muy a pecho, me surge la firme idea de cuestionar el derecho que tiene nadie de incidir sobre los otros de manera negativa.
Quiero creer que no hay maldad en si mismo o por lo menos no hay intención de dañar, pero mantenerse en un egoísmo acérrimo tampoco beneficia a nadie, ni siquiera a aquel que solo mira por si mismo.
Al final lo más sencillo sería centrarnos en nuestras cosas y ser capaces de no prestar atención a aquello que no nos aportada nada, pero no me gusta ir como los burros mirando solo para adelante, quiero disfrutar de la diversidad a pesar de que entre ella haya morralla para ir apartando, porque sé que puede encontrarse algo de valor, escaso, como todo lo bueno, pero no estoy dispuesta a prescindir.
El dolor que pueden ofrecerte es el resultado del permiso que tu les concedas para hacerlo.
Este es mi pensamiento para hoy.
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