De raíz

Hay deseos insatisfechos desde la infancia que no dejo de perseguirlos. No tienen porque ser grandes cosas, quizás incluso anhelo aquello que debería ser, lo que los demás llaman, "normal" por ser lo más habitual.

Algunos de esos anhelos, tontadas la mayoría, los estoy consiguiendo recientemente, y deduzco que por haber tenido paciencia y perseverancia ahora me sientan aún mejor que si los hubiera obtenido en el instante en que nació el deseo.

Ahora bien, hay alguno de ellos que no dependen únicamente de mí, y que a estas alturas sé sobradamente que jamás van a llegar, y debería, sin duda, desecharlos por siempre y olvidar que los anhelo, porque en cuanto los recuerdo o vislumbro algún atisbo de ellos, no soy capaz de gestionarlo correctamente y dejo que me sobrecojan.

Me enfado conmigo misma cuando me ocurre, como hoy, y trato de pensar en otras cosas o de ocuparme en quehaceres que me mantengan distraída pero creo que, cuando luchas tanto tiempo y tienes que asumir que jamás lo tendrás y otros lo viven con total normalidad, en ocasiones sin apreciarlo como merece, rabiar es humano y querer gritar que es injusto completamente lícito.

No me siento con derecho de lloriquear cuando es mucho lo que tengo, pero también debo concederme la oportunidad de ser sincera y reconocer cuanto me fastidia tener que renunciar a algo que debería ser mío por derecho.

Intento remediarlo con mis semejantes, que ellos no sientan ese anhelo insatisfecho y espero ser capaz de poder aportarles aquello que sea de su necesidad.


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